Nada en vano, todo en vino...

La noche ya ha caído en nuestra ciudad, es viernes y merezco una pausa en la rutina semanal, bajo la Jaén, con sus museos, casas coloniales y su empedrado. Llego a la esquina de la Cruz Verde y doblo a la derecha, camino unos cuántos pasos más (ya se escucha la música del alma) y entro por la pequeña puerta entreabierta.

Ingresar al Café Arte Cultura Bocaysapo es sentir que el tiempo se ha detenido (si no ha retrocedido un poco), el lugar te envuelve con un abrazo cálido de bienvenida. Sus mesas y asientos de madera tosca son tan agradables que quisiera tenerlos en casa. La luz, que es brindada por un par de lámparas que apuntan al techo y velas colocadas en cada mesa, le da al espacio una apariencia más acogedora, con sombras que invitan a la intimidad. Tiene también varios objetos antiguos, cada uno guarda una historia propia.

El objeto que más me gusta, es una bolsa que tiene el escudo de la patria y una inscripción que dice "Propiedad de la República de Bolivia". En sus buenos tiempos (mil ochocientos algo...) servía para transportar minerales; ahora, pegada en una pared, me recuerda la grandeza de mi páis. Algún día intentaré decirle a Cayo (que es el dueño junto a Marcela) que me regale o aunque sea me venda éste artículo.

Un saludo a Cayo, Marcela, Andrés, Pablo, Jorge, Humberto, Victor Hugo, Ricardo, Ariel, Carla, Aldo, Manuel y a todos los amigos que disfrutamos y compartimos nuestro Bocaysapo.